lunes, 23 de noviembre de 2015

Y tú.

Y tú, con tu sonrisa torcida
tu alma corroída,
tus sueños imperfectos,
tu dolor interminable.
Me preguntas,
¿cómo puedes amar?
Y es que amar no es como caminar,
no es solo pensar,
no es solo animar.
El amor es llorar sin mirar atrás,
perdonar hasta no cansarse jamás.

Tú, con tus silencios,
con tus miradas,
con esta poesía rota,
me miras y me conviertes en otra.
Espérame,
aún estoy aprendiendo andar,
en este sendero oscuro,
donde la luna persiste
en querer alumbrar,
aunque ya no pueda más.
Déjame,
sólo quiero existir,
vivir,
sentir,
ese amor imposible,
imposible imaginar,
si a mi lado tú no estás.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Puedes decirme que me vaya.

Intenta imaginar como sería vivir sin mi tacto,
cómo sería vivir sin mis mordidas en el cuello, que sé, que tanto te gustan.
Imagínate, por un segundo, tu cama sin mi cuerpo, tu casa sin mi risa,
cómo sería despertar sin mis buenos días cargados de besos.
Imagínate, sin querer, cómo sería no volver a rozarme la piel con tus dedos, y que ésta, no se erice.
cómo sería no escuchar mis suspiros sosegados, o dejar de sentir mis arañazos por tu espalda.
Imagínate, por un momento, tu vida sin mí.

Puedes escribir en un nota, todo lo que me dirías, pero que sin embargo, tachas una y otra vez.
Puedes empezar a soñar conmigo, o a recordarme cuando no estés pensando en nada.
Puedes bajar la vista cuando alguien te pregunte por mí, o puedes morderte el labios para no preguntar tú.
Puedes sonreír con tristeza cuando pases por nuestra plaza, o cuando veas nuestras película, o escuches nuestra canción, o simplemente, puedes añorarme al acostarte, al no sentir mi respiración pausada al lado tuya, al no tener un cuerpo al cual acudir cuando haga más frío, a no tener un hueco especial entre mis piernas cuando no podamos dormir.

Y después de imaginarte esto, si quieres, puedes decirme que me vaya.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Déjame subir hasta tu cuello.

Pienso en simples palabras, 
y estas me salen a bandadas.
Quizás es porque pienso en ti, 
y la poesía sabe de personas, 
que te mueven el mundo, 
que te mueven el suelo.

Me es difícil decir te quiero,
pero más difícil es negarlo, 
y es que cuando se habla de amor, 
la poesía no entiende de razón, 
sólo del corazón. 

Cuéntame como es tocar tu cuerpo, 
cuéntame cómo es sentir mi tacto, 
para así poder, 
no dejar de recordarlo.
Déjame subir hasta tu cuello, 
y ahí, 
contarte donde tengo cosquillas.

Acaríciame los miedos, 
espántame los demonios, 
para que se vayan con los tuyos.
Susúrrame al oído, 
todas esas palabras que no cuentas, 
todas esas palabras que no dices,
pero que sin embargo, 
estás pensando en el momento.  

domingo, 1 de noviembre de 2015

Quizás fue la mejor noche de nuestra vida, y no nos acordamos.

Y me pregunto si habrá merecido la pena aquella noche de resaca.
Aquel cubata, tras otro y otro, para después, no acordarme de apenas y tenerlo todo como un recuerdo nebuloso.
Si habrá merecido la resaca porque no hablamos del tema, no decimos nada, nos miramos y apartamos la vista, ¿qué habrá pasado aquella noche de resaca? Podríamos preguntar o podríamos repetirla sin alcohol de por miedo, la cuestión, es que no somos capaces.

Y me pregunto si habrá merecido el mordisco a Adán de la manzana prohibida, si habrá sido el mejor momento de su vida aunque le echasen del paraíso, él, al igual que nosotros, no preguntó, sólo se alejó.

Quizás fue la mejor noche de nuestras vidas y no nos acordamos.